miércoles, 24 de marzo de 2010

...y llegó.

Recorre las esquinas en un suspiro de yeso cal abandonado, abocado a la brisa de una tarde oscura, por la que camina hilando su muerte.
Sólo las sombras serán capaces de trenzar el destino de un final perenne e inagotable.
Sólo el aire prendado al aroma del incienso y del tomillo pondrán olor a un final escrito milenios atrás.
Levantaremos la mirada al sonido tardío de un vuelo de palomas…
Que poco falta…
Cuando cabalguen valientes corazones unidos por la fuerza de madera, cuando el camino de nuestras almas quede marcado con hileras de golpes por horquillas.
Cuando sólo la luna llena de marzo sea testigo, de un castigo injusto, pero aceptado.
Será tiempo de rezar… a aquél que nos dio la vida con su muerte…
Sólo será Semana Santa si El está, si viene a vernos y si estamos preparados para ayudarle, a cumplir un año más su designio de siglos; morir en un clavario repleto de corazones necesitados de perdón.
Como rosa de los vientos, su cruz marca nuestros puntos cardinales… y nuestros pecados sangran en sus cinco llagas, y nuestros males; nuestras desilusiones… en sus tres clavos…y nuestra vida en cuatro iniciales sobre su cabeza.
¡Mirádlo! De frente a Juan y María, navega desafiando al viento, a paso firme y lento, llega el Cristo de la Agonía.
Mirémosle a los ojos, escuchemos el clamor sangrante que desprende de su grito expirante, grito que ahonda en las entrañas de un mundo sediento de paz y justicia.
Él nos dice que la sumisión es el arma más poderosa de la cristiandad. Él nos dice que aunque nos traten de locos, nosotros somos los reyes de nuestras propias acciones. Él nos cuenta que aunque por nuestras acciones nos veamos solos, si son puras tendremos legiones de seguidores. Él nos susurra que el poder del hombre reside en la fuerza que destile la grandeza de su corazón. El nos relata que aunque los hombres creamos que somos la luz, Él será la mecha que hará arder la llama. Nos dice que mientras llevemos nuestra vida por el sendero de la verdad, avanzaremos a buen paso, firmes y con categoría...Y todo esto nos lo cuenta mas que con el poder de la palabra, con el dulce verbo que emana su mirada, tan silente como extrovertida, tan callada como alborotadora, en suma tan pura como divina.

Agonía, por Tobarra.
Feliz Semana Santa.

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